viernes, 22 de julio de 2011

Adolfo Linares, una «desaparición inquietante»

Una «desaparición inquietante». Así se clasifica en el argot policial a aquellos casos en los que se descarta una fuga voluntaria, en los que ni siquiera la gente más cercana encuentra una explicación, cuando se contradice con su comportamiento habitual, y, en definitiva, nada explica nada. Justo el caso de Adolfo Linares, el cura de Ampuero.
Pasan los días, y ya van 14, sin que la búsqueda capitaneada por la Policía Judicial de la Comisaría de Ibiza, con el apoyo de la Guardia Civil y de las policías locales de la isla, arroje resultado alguno, ni para bien ni para mal, sobre la suerte que ha podido correr el párroco de Ampuero.
No está en el fondo del mar
Esta semana intervino la unidad subacuática del instituto armado, que barrió el fondo del mar en la zona más cercana al acantilado de Es Soto, donde se encontró la moto alquilada por el cura «y no apareció nada», confirmó ayer un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Palma.
La búsqueda continúa por tierra, con agentes y perros rastreadores, y por aire, con un helicóptero, pero ahora también va más allá que la mera exploración del territorio: «Se están llevando otras investigaciones al margen porque las búsquenlas están siendo infructuosas», según las mismas fuentes, y hay varias líneas de investigación abiertas, porque cuando se habla de un 'desaparecido inquietante' «no se descarta nada», que esté vivo o esté muerto, o las circunstancias de su propia muerte si así fuera.
Entre estas líneas de investigación abiertas estaría la toma de declaraciones «a las personas que han estado con él o estaban por donde ha estado él», sin precisar si se trata de los amigos de juventud que, según su entorno, Linares tiene en Ibiza, u otras personas que se ha encontrado durante estas vacaciones.
Todas las pesquisas arrancaron en Es Soto, un paraje natural cercano a la capital de Ibiza, donde se alojaba en un hotel y donde el pasado sábado apareció aparcada la moto en una zona de acantilados. En su habitación apareció la documentación y el teléfono móvil del cura, ambos custodiados ahora por la Policía, y nada más trascendió sobre el resto de los efectos que pudiera haberse llevado en su viaje.
La moto, a su nombre
Ayer se confirmó, además, que el contrato de alquiler de la motocicleta estaba a su nombre, por lo que la Policía entiende que la conducía él mismo, aunque en Ampuero algunos pongan en duda el manejo de Linares con estos vehículos.
Mientras tanto, en Ampuero siguen sin saber nada de su párroco, ni la sacristana, ni el alcalde, ni sus amigos reciben noticia alguna de Linares, que los llamó por teléfono y les envió correos electrónicos mientras disfrutaba de sus vacaciones en Ibiza. La comunicación se interrumpió de pronto -unos dicen que el 7, otros que el 8...- y el sacerdote no regresó a su tierra el domingo, nadie sabe por qué. Diario Montañés.